sábado, 20 de mayo de 2017

¡DESPIERTA SIMPLÓN!

¡¡QUE PENSARÁN DE NOSOTROS!

Hace años, cuando un ciudadano depositaba su voto en el día de las elecciones, lo hacía con una ilusión meridianamente alta. Ponía su ilusión en aquel partido o candidato que le ofrecía mayor confianza, o en aquel programa electoral que ofrecía una serie de cosas que él en su interior deseaba que se llevara a cabo, bien por el o por su entorno.

Pensar que en su ciudad o pueblo se iba a llevar a cabo la construcción de un centro cultural, un polideportivo o tan solo que se iba a hacer una gestión para embellecer su barrio, era suficiente atractivo para que el ciudadano de a pie fuese ese domingo electoral a depositar su voto.

Hoy, eso no está ocurriendo, la política se está convirtiendo en un engaño, en un negocio, en un puesto de trabajo, en un quítate tu para ponerme yo, porque ni siquiera se respeta el deseo del pueblo. Hoy se vota un partido político que es el ganador y como no tenga mayoría absoluta no puede gobernar. Se pueden unir todo el resto de partidos aunque sean una docena para echar a aquel partido que ganó las elecciones pero que no obtuvo la mayoría suficiente.

Es más, ha habido casos de formar un partido político tan solo con la intención de echar al candidato contrincante si llegara a ganar y una vez hecho el descalabro, ese partido desaparece.

Aquí se está viendo que no se está pensando en el bienestar de España y de los españoles, solo se está pendiente para ver cómo podemos echar al que está gobernando aunque lo esté haciendo bien y a eso no hay derecho. Las cosas no se hicieron tan bien como pensamos desde un principio. Se dejó ese resquicio de la puerta para que ciertos trapiches se pudiesen llevar a cabo. Por si acaso…

A raíz de esto ¿qué está ocurriendo? Pues que el ciudadano, el votante, el que paga los impuestos, está pasando de todo, ya la política le está dando igual. Ya nada lo ilusiona y le da lo mismo ir que no ir a votar. Llegará, es más está llegando ya el momento en que irá a votar aquel que solo quiere que ganen los suyos aunque sean unos papafritas.

Ni siquiera el ciudadano confía ya en los medios de comunicación que deberían ser neutrales, el periodista debe ser neutral aunque tenga sus ideales, pero ante todo está la información veraz al ciudadano, pero aquí esto no está ocurriendo y basta con ver o escuchar algunas tertulias. Hay periodistas que defienden lo indefendible aunque eso que defienden con tanto ardor perjudique a los “suyos” y se quedan tan frescos. Y el ciudadano se pregunta ¿qué concepto tienen estos periodistas y estos políticos del votante español?

¿Qué pensarán de todos nosotros?

Es importante poner cada cosa en su sitio. El periodista, criticar la labor del político que lo hace mal y alabar lo que hace bien, que no es necesario porque para eso el ciudadano le paga, y el político trabajar, hacerlo bien, luchar por su país, región, ciudad o barrio. Para eso está ahí, para eso lo ha votado el ciudadano.

La oposición está para eso, para hacer oposición, no para echar al que está gobernando valiéndose de las artimañas que la Constitución le permite, salvo que el que gobierna cometa una barrabasada. Pero incluso eso, eso lo debe de juzgar el votante, no el político opositor.

Un pueblo sin ilusión es como un jardín sin flores. Llegaran políticos que le dirán al pueblo lo que el pueblo quiere escuchar y entonces ahí vendrá el problema.
Como solemos decir por aquí: ¡despierta simplón!
  

lunes, 1 de mayo de 2017

HARTAZGO POLITICO

                                                      ¡¡ESTAMOS HARTOS!!

Da la impresión de que, a nivel Europa estamos gobernados por niños. Los políticos europeos creen en su ingenuidad que los bobos que los votamos somos tontos e ignorantes y que ellos sí que saben. ¡¡Son más listos que el resto de los terrenales!! Son tan listos que cuando piensan, saltan los plomos y nos quedamos sin luz.

Estos políticos con  sus mentes privilegiadas no solo están llevando a Europa por un camino erróneo y sin puerta por donde salir, sino que poco a poco se van a quedar sin el juguete que ahora tienen entre sus manos.

Pero ¿Qué ocurre? Ellos se han dado cuenta que van a estar solo unos años ahí y que tarde o temprano se volverán a sus casas y ya todo les dará igual. Ya no tendrán necesidad de trabajar más, el problema ahora que lo resuelvan otros.

Los políticos europeos no solo han elaborado leyes para Europa en sí, sino que esas leyes las han trasladado y son de obligado cumplimiento para todos y cada uno de los territorios europeos. De esta manera los diferentes estados se ven obligados a cumplir con unas leyes que en la gran mayoría de las ocasiones perjudican a los hijos de ese estado y benefician a personas que por la razón que sea, vienen de territorios extra comunitarios. Y no digo que no se ayude a la gente que viene de fuera necesitada de ayuda. Por supuesto que hay que ayudar a esa gente, pero primero son los hijos del pueblo. Primero son los de casa y luego los de fuera a quienes también, por supuesto, vamos  a ayudar.

No es posible que se desahucie de su casa a un hijo del país y se quede a vivir debajo de un puente, mientras que los que no son de aquí se les ofrece una vivienda para que estén bajo techo.

Repito, no se trata de discriminación alguna porque todos somos hijitos de Dios, pero primero están mis hijos y luego  los del vecino.
Gran Bretaña se ha ido de Europa, Francia está en el aire, en España hay partidarios de abandonar también la Comunidad y cada día que pasa surgen más partidos políticos en otros países que son afines a un abandono total. Y los políticos europeos tocando el trombón.

No hacen nada para proteger a sus ciudadanos. En España por ejemplo el ciudadano se siente cada día más solo. En temas laborales, sanitarios o educativos, cada cual hace lo que le viene en gana. Cada trocito de territorio nacional gobierna según cree oportuno e impone lo que a cada cual se le ocurre. No hay alguien –que lo hay- que diga algo para parar ciertos desmanes, mangoneos y ocurrencias.

Estamos hartos de discursos huecos. Estamos hartos de ocurrencias y palabras sin sentido. Estamos hartos de ver como se pisotean los derechos individuales. Estamos hartos de ver y comprobar cómo se beneficia a una parte de la población y se perjudica a la otra. Estamos hartos de comprobar cómo después de toda una vida trabajando pasamos a cobrar una miseria. Estamos hartos de ver como algunos sacan la cabeza y elevan la voz para decir que la gente tiene que trabajar hasta los 70 años mientras ellos se han retirado de la vida laboral y política hace ya muchísimos cobrando una paga vitalicia. Así es fácil hablar. Estamos hartos de ver a nuestros hijos hipotecados y sin trabajo y con la angustia metida en el cuerpo preguntándose en cómo llevar la comida a la boca de sus hijos o como pagar la luz o el recibo del banco a fin de mes.

Estamos hartos de ver como políticos con su verborrea nos engañan una y otra vez prometiéndonos cosas para “esta legislatura” y hacen que hacen algo, luego vuelven de nuevo a prometernos lo que prometieron cuatro años atrás y vuelven a hacer algo y así van alargando esa promesa para que les sigamos votando.

¡¡Estamos hartos…!!

Si a todo esto y más cosas que dan para escribir un libro, no se le busca una rápida solución, diremos adiós a un buen invento que mientras duró nos dio más alegrías que disgustos y nos daremos cuenta que ese día ya no hay nada que hacer y estaremos invadidos por aquellos a los que un buen día, nuestras cabezas pensantes de Europa se le ocurrió la feliz idea de que primero eran ellos que nosotros. Este invento, hasta el momento, se sigue llamando Comunidad Europea.

Sé que he mezclado muchas cosas, pero lo he hecho a propósito, porque mi propósito es que esto lo lea solo la gente de a pie, la gente que como yo sufrimos los problemas diarios y que aquí expongo. Seguro que estos me entienden. Esto no lo entenderán las cabezas pensantes a los que hemos votado para bien nos gobiernen. Que se abstengan de leerlo porque para nada servirá aunque logren entenderlo.