La
pasada noche del día 16 de Mayo, se jugó la Final de la Copa del Rey entre dos
grandes equipos de España, el Barça y el Atlhetic Club de Bilbao. Días antes
algunos políticos imprudentes comenzaron a caldear el ambiente para que las
aficiones de ambos equipos silbaran al Himno Nacional en el Estadio Vicente
Calderón.
Rápidamente
todos los medios de comunicación pusieron en marcha su maquinaria. Había algo
jugoso y tenían que aprovecharlo, y como es lógico, todo el mundo que fue
entrevistado dio su opinión. Pero al parecer en España, según de quien vengan
las opiniones, unas son más validas que otras y claro está, había carnaza y de
ella se aprovecharon. ¿Quién pagó las culpas? Efectivamente, la menos culpable.
Solamente por decir la presidenta de la Comunidad de Madrid lo que dijo, todo
el mundo se le echó encima. A aquellos que dijeron que se pitase al Himno y a
la Bandera no se les reprochó nada, salvo algún caso aislado, pero a doña
Esperanza Aguirre presidenta de la Comunidad de Madrid, se le cayó el mundo
encima por salir en defensa de sus creencias y de la muchos españoles.
Me
gustaría ver a todos estos “valientes” que dicen que se silbe al Himno Nacional
silbando al himno de cualquier otro país. Pero ellos no, ellos no silban,
mandan a otros para que hagan ese trabajo, porque lo más seguro es que ellos
vieron el partido desde sus grandes casas, ante su gran televisor, acompañados
de sus grandes amigos y sus grandes jarras de cerveza. Desde ese lugar es desde
donde reivindican su desamor hacia la patria la que le paga sus grandes sueldos
y traslada en sus grandes y lujos coches.
Yo,
-como muchos otros- pobre de mi, corriendo con mi humilde coche para llegar a
tiempo a casa después de un largo día de trabajo –gracias a Dios- ducharme si encontraba agua porque está
escasa y sentarme ante mi infante televisor y disfrutar del partido mientras
cenaba.
Pero
no pudo ser. A través de la televisión poco se vio, y si se escucho el Himno,
alto y claro. De fondo se percibía algo, y aunque las imágenes no destacaban
nada, uno se imagina lo que ocurría. Efectivamente, estaban silbando al Himno.
Automáticamente cambié de canal. No estaba dispuesto a ver un partido de futbol
entre equipos que menosprecia mi bandera y mi himno.
Pasado
mucho tiempo y por aquello de morbo cambié nuevamente de canal, ya el partido
había acabado, el Príncipe estaba entregando el trofeo y los jugadores lo
recogían y exhibían con regocijo mientras se aplaudía desde las gradas. Ahora
si, ahora si se aplauden. Muy bonito y conmovedor.
No entiendo nada. Solo se que algunos a los
que yo les pago el sueldo, entre pitos y flautas, me jodieron –perdón- el
partido.
Estas
cosas no son normales en un país serio y se deben tomar las medidas oportunas
que establece nuestra Constitución. Ya ocurrió el pasado año, este año lo mismo
y el próximo será igual.
No
es justo, ni es normal y menos ahora con la situación por la que España está
pasando, que haya gente dentro de nuestro propio país que esté intentando
dividirnos.
Creo
que los políticos están puestos ahí por los ciudadanos para que trabajen, no
para que nos hagan perder el tiempo revolviéndonos las tripas. Ya está bien.