A los lectores de “LA VERDAD DE GARACHICO”
Querido
amigo/a, un año más termina diciembre y con él, el año en el que nos
encontramos.
Dios ha querido premiarnos
con un año más de vida. Nos ha querido premiar para que podamos disfrutar de
esta vida terrenal.
Ha querido
premiarnos no para que andemos por ahí como sonámbulos sino para que
compartamos la alegría de poder vivir, de poder trabajar, de poder disfrutar y
compartir los buenos momentos de la vida con la familia, los amigos, los
vecinos.
Dios ha
querido estar un año más a nuestro lado, a veces lo escuchamos, otras veces no
lo oímos y otras lo oímos pero preferimos no escucharlo.
Por eso, un
años más tiene que nacer en nuestro corazón ese Niño que cada año nos “obliga”
a renovarnos. Nos “obliga” a ser mejores personas no por su bien sino por el
nuestro.
A estas
alturas de nuestras vidas hay por diversos lugares de nuestra geografía la
prohibición de la celebración navideña, en otros lugares estas fiestas son
sustituidas por el solsticio de invierno.
Todo con tal de ir en contra de nuestras
creencias, las creencias de nuestros padres y abuelos. Tristes decisiones de
personajes que no llevan nada dentro. Sus corazones están vacíos como sus
cabezas y en ellas no cabe otra cosa que la maldad. Un problema difícil de
digerir en tiempos de una de las celebraciones más importantes para los
cristianos en todo el mundo. Tristes tiempos y tristeza para los ciudadanos que
tienen que soportar semejantes injusticias como si se viviera en uno de
aquellos países de los llamados Telón de Acero.
Pero dice el
refranero español: No hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista.
Todos estos “personajes”
pasarán, pero nuestras creencias seguirán estando ahí después de más de dos mil
años.
Que el Niño
Jesús nos bendiga y nos dé una FELIZ
NAVIDAD a todos.
¡¡FELIZ
NAVIDAD Y PROSPERO AÑO NUEVO!!