NI EL PASADO FUE TAN MALO, NI EL PRESENTE ES TAN BUENO.
Algunos nos quieren hacer creer que el pasado fue malo y el presente bueno porque a ellos les conviene.
A veces nos ponemos a recordar
cosas del pasado, de cuando éramos pequeños, y se siente cierta nostalgia de
algunas cosas que te llenaban de felicidad, era todo tan sencillo que el vivir
se te hacia agradable. Ahora todo son prisas y agobios, siempre pendientes del
reloj, del paso del tiempo y de la exigencia de una sociedad exigente y
agresiva.
Como no teníamos nada, salvo la
vida y la salud, quien podía tenerla, cuando lograbas tener algo nuevo, aquello
se formaba en fiesta y lo celebrabas por todo lo alto. Hoy esas cosas no
ocurren porque nada echas en falta y todo lo tenemos a nuestro alrededor
exigiéndonos que lo adquiramos.
En aquellos tiempos de penuria,
digamos años cincuenta y sesenta del siglo pasado, por no tener no teníamos ni
electricidad ni agua pública, solo unos pocos agraciados se podían dar el lujo
de poder tener esas cosas y de agua pública nada, eso no existía, solo algunos
podían tener acciones de agua de la galería de La Madelfa o de la Cerca, los
demás a la fuente de la Madre del Agua en lo alto de Las Aguas y sin embargo
éramos felices.
Las calles de mi barrio eran de
piedra y tierra cosa que tenía su aliciente, pues los niños podíamos jugar en
ellas al boliche, al trompo y cualquier cosa que se nos ocurriese, hasta
tirarnos alguna piedra porque las teníamos a mano. Actualmente si un perro te
ataca no encontraras una piedra a mano para poder defenderte.
La información no existía, salvo
aquel que era más ilustrado porque había regresado las Indias, tenía “más
luces” y podía comprar la prensa. Recuerdo una de las más sombrías, El Caso,
solo informaban sobre matanzas y crímenes, con fotos ensangrentadas. Era algo
asqueroso.
Pero sigamos con lo de la
información. En la casa de mis padres no había electricidad, solo velas para
alumbrarnos y hubo la posibilidad de comprar una radio porque alguien de Icod
paso por allí y a mis padres les brindó la oportunidad de comprar una y que
podían pagarla en varios plazos. Y así fue, mis padres la compraron. Era una
radio de la marca Philips, muy bonita, de pilas que había que ahorrar porque se
descargaban y no era como ahora que se pueden recargar. Ya mis padres podían oír
El Parte de Radio Nacional de España o Radio Intercontinental de Madrid entre
otras, y como no, la emisora clandestina antifranquista Radio Pirenaica. Creo
que mi padre decía que la cogía por onda corta. A saber. Lo que si recuerdo es
que mis padres estaban informados de todo lo que ocurría y que el Gobierno les
dejaba escuchar, salvo lo de la Pirenaica que allí se decía de todo. Pero sobre
todo, mi padre estaba informado de su querido equipo de fútbol. El Real Madrid,
que ganaba todo.
Mi madre le hizo un “tapete” a la
radio para cubrirla y así protegerla de la suciedad y también porque quedaba
más bonita y la colocaron en una repisa que les hizo don Antonio el carpintero.
También había un vecino amigo de
la familia que tampoco tenía electricidad y que se ocurrió la genial idea de
comprar también una radio, pero no de pilas sino para electricidad. ¿Cómo
encender aquello? Imposible.
Pasaron algunos años y la
economía fue mejorando no solo para mis padres sino en general, siempre más a
unos que a otros, como siempre, y se pudo contratar la electricidad. Aquello
costó la ayuda de Dios para poder ver una bombilla encendida en mi casa.
Recuerdo a un señor del barrio de Las Canales llamado Román acompañado de un
compañero de trabajo del que no puedo recordar su nombre pero que lo tengo en
la punta de la lengua grapando los cables en sus aislantes de porcelana y
colocando los portalámparas y sus bombillas de 110 voltios.
Ahora si había en mi casa un
problema con la radio, se gastaban pilas sin necesidad porque al tener electricidad…
Solución hablar con Benito, amigo de la familia y propietario de la radio
eléctrica. El aún no tenía electricidad en su casa. Buenamente hicieron un
intercambio. De esta manera mis padres podían escuchar la radio con
electricidad y Benito la suya con pilas y todos tan contentos. Pero a mí, el
formato de aquella radio nunca me gusto, era una Pye, inglesa, mi padre decía
que se pronunciaba Pai no Pye, era de un color rojizo, redondeada y cogías las
emisoras con unas ruedecillas. La Philips era con dos rueditas y lo demás eran
teclas y era de un color beige suave, una monada, la otra era fea a morir hasta
las voces de los locutores se oía de forma diferente, pero no quedaba otra.
Paciencia.
Luego, y poco a poco vendrían
otras cosas como por ejemplo la tele o las cocinas de gas butano, pero eso es
otra historia.
Por eso, creo que es bueno, en
alguna ocasión parar y echar una mirada hacia el pasado que aunque no fue muy
grato sí que habían cosas de mucha importancia que hoy se deberían de poner en
práctica porque ni el pasado fue tan malo como algunos nos quieren hacer ver
porque a ellos les conviene, ni el presente tan bueno porque también a esos
mismos como es lógico les conviene hacernos ver.