NO PODEMOS NI DEBEMOS DAR UN PASO ATRÁS
A estas alturas de nuestras
vidas, es triste reconocer el alto grado de fracaso que tiene la sociedad
actual.
No hemos aprendido nada de los
errores cometidos en el pasado y lo que es peor, que estamos siendo abocados a
repetirlos si no lo estamos haciendo ya.
Los mayores no hemos sido capaces
de enseñar a nuestros jóvenes la historia más reciente de España y tampoco la
de siglos pasados. Observamos en los jóvenes de hoy un desapego total a lo que
en realidad se necesita y se tiene que tener para que un país como España pueda
prosperar. Por eso se ve lo que está ocurriendo hoy con tanta tecnología. Cualquier
cantamañanas dice algo y salen muchos en
tromba a aplaudir y a seguir las instrucciones de ese encantador de serpientes.
No podemos y no debemos dar un
paso atrás en nuestros logros conseguidos. No podemos ni debemos olvidar –para
no volver a repetir- lo que sucedió en nuestro país hace muy pocos años y lo
que está ocurriendo en la actualidad en otros países siendo jaleado por parte
de la propia población.
Nadie sabe lo que tiene hasta que
lo pierde y el pueblo español es muy flojo de memoria.
Muchos políticos con sus cantos
al sol han permitido que nuestra sociedad joven se haya convertido en una
sociedad sin rumbo, los jóvenes quieren trabajar y no tienen donde hacerlo y al
no tener un entretenimiento inventan cualquier cosa, este bien o mal, con tal
de estar haciendo algo.
Los mayores hemos sido cómplices
de las cosas que han ocurrido en nuestro país por permitir ciertas cosas y “casarnos”
con determinados partidos políticos sabiendo que lo que iban o estaban haciendo
no era bueno.
Hemos sido culpables de que
nuestros hijos no hayan sabido valorar lo que se ha conseguido en España en
estos años de democracia. Sobre todo, el sufrimiento de unos pocos para que
unos muchos podamos estar como estamos en estos momentos y que a algunos, sin
que les haya costado esfuerzo alguno vengan a hacer lo que les venga en gana
ahora. ¿Dónde estaban en aquellos tiempos?
Por eso, antes de tomar ciertas
decisiones, pensemos, no de forma individual, sino colectiva. Pensemos que
queremos dejarle a nuestros hijos y a nuestros nietos. Qué clase de políticos,
que clase de sociedad, que forma de vivir, de pensar, de hacer las cosas, pero
lo mejor, que clase de familia queremos para sustento de nuestra sociedad.