Un belén que ofende
Hay políticos que ser
por el simple hecho de haber sido elegido por la ciudadanía, dígase por mayoría
o porque los pactos han hecho posible que gobiernen, se creen que son los amos
absolutos del pueblo y pueden hacer lo que les venga en gana. Eso sí, siempre
pensando solo en los que piensan como ellos, pues no gobierna para la población
en general, sino para los suyos y para los amigotes del pacto. El resto de
ciudadanos que se jorobe y aguante y si no, haber tenido el mismo pensamiento
de los que los gobiernan. O sea, pensamiento único.
Esto, ¿a quien ofende? |
En canarias, aún
tenemos la suerte de que eso no ocurre, al menos en muchos lugares pero sí que
ocurre en muchos lugares del territorio nacional.
En muchos pueblos de
la Península se puede sacar una bandera, la que sea y no pasa nada, al que no
le guste, pues que se aguante, hay libertad de expresión. Puedes poner en la
fachada de un ayuntamiento una bandera o una pancarta y, aunque muchos ciudadanos
no estén de acuerdo con eso, hay que respetarlo, es libertad de expresión.
Nadie se puede ofender, y al que se siente ofendido y lo promulgue lo llamaran
de todo menos bonito.
Hacer un belén, dicen
en ese mismo ayuntamiento que no se puede poner porque se ofende a quien no es
cristiano. Sobre todo se ofende a los hermanos musulmanes. Esa historia no me
la creo. No me creo que un musulmán de bien se ofenda por eso, porque hasta
ahora han sido muy respetuosos con nuestras creencias como nosotros los
cristianos lo somos con las de ellos.
Las personas de creencia
musulmana llevan entre nosotros muchísimos años, incluso tenemos amigos y
conocidos y nos llevamos bien, lo que ocurre es que algunos políticos españoles
enemigos de todo lo que es España, de sus creencias y costumbres se han
inventado esa historia solo por ir en contra y crear malestar en una parte de
la ciudadanía. Estos políticos, no se han dado cuenta de que ellos cobran sus
salarios con los impuestos de sus allegados, pero también de los que no lo son.
Por eso, cuando un político llega al poder, se tiene que olvidar de sus
creencia políticas y religiosas y gobernar para todos igual, respetando eso si,
al país en el que gobierna y saber que él es un representante del Estado y que está sujeto a ciertas normal y leyes.
Un político, no debe “jugar”
con las creencias religiosas y políticas de sus ciudadanos y tampoco debe “jugar”
con la ilusión de nadie porque de ilusión también se vive y más en estas
fechas. Así que no vendría mal un poquito de cordura que ya somos todos
mayorcitos y lo que único que interesa es que el político que los ciudadanos ha puesto en ese cargo haga
una buena gestión y que se deje de majaderías que eso son cosas de niños que han cogido una rabieta.
El absolutismo, las
dictaduras y los pensamientos únicos se dejan para otros países que no el
nuestro y para otros momentos por suerte ya superados, pero que si no tenemos
cuidado volveremos a caer en el error de volver a ellos.