sábado, 27 de junio de 2015

CON LAS NALGAS SOLLADAS

¡¡A mi no me mires!!

Las aguas bajan turbias en España y todo el mundo se sacude cual perro huyendo de la mojada.

La juventud no se moja, se declara apolítica, bueno, algunos, porque otros están dale que te pego a la vara de dar leña que más de cuatro han salido de estas últimas elecciones con las nalgas “solladas”. Aún están comprando cremas en las farmacias sin saber que fue en realidad lo que les ocurrió.

Y más de uno se alegra aunque vea que las cosas no son como creía y a pesar de que sabe que España va por buen camino. Digo España no lo españoles que también vamos notando algo.

Pero que no da igual aunque España se hunda. Que había que dar un escarmiento y se dio. Y punto.

Y, ¿ahora qué? Estamos todos sobresaltados. A mí no me mires que yo no he sido. Dicen algunos. En definitiva, que al pueblo español le importa una mierda el país, nos da igual con tal de dar un escarmiento al partido político…Ah, depende de qué color sea ese partido político, porque aquí estamos dispuestos a todo, y tenemos unas tragaderas dignas de cualquier garganta que se precie, pero el partido es el partido…

Y así nos va, nos ha ido y nos irá hasta que cambiemos de forma de pensar.

El día que el español piense por si solo, sin la necesidad de dejarse embaucar por político alguno o por tertulias –chillonas- de periodistas con estómagos agradecidos, a España le irá mucho mejor y por ende al ciudadano español.

Mientras eso ocurre, que los de las nalgas “solladas” dejen las cremas de lado y que estudien donde estuvo el error para perder unas elecciones que de haber explicado bien las cosas las hubiese ganado.

El joven español, -el otro- el que no se moja, el apolítico, que siga así, esperando la lluvia del cielo, que no se defienda, que no defienda nada, que espere sentado a que los demás le solucionen su problema, quizá, algún día le caerá toda la lluvia de golpe, pero ya no podrá sacudirse y se preguntará ¿Quién fue? Le diré: a mí no me mires que yo no he sido.

 


 

sábado, 6 de junio de 2015

EL CORDÓN POLÍTICO SANITARIO

EL CASTIGO Y EL PREMIO 

Hace tiempo que vengo diciendo a través de este medio, que esta democracia que tenemos no me gusta nada. Y no es que no me gusten las democracias, pues claro que si me gustan. Me gustan las democracias limpias, sanas, donde el pueblo que ha sido el que las ha elegido y elegido a sus representantes, pueda disfrutar de ellas.

Me gusta la democracia para que sea un simple instrumento de cómo llevar a un país por medio de los políticos –nuestros empleados- por y para el bien del país y de los ciudadanos. Todos los ciudadanos por igual, sean del color que sean y practiquen las creencias que practiquen y no por el bien de partido político alguno.

Mejor candidato y alcalde, sin duda

Pero vayamos al grano de lo negativo: Demasiados políticos, una vez que llegan al poder, no piensan ni el pueblo ni en sus ciudadanos. Ya llegaron y todo les da igual. Si, lucharan lo que puedan porque si no lo hacen solo duraran cuatro años y luego se quedaran sin el juguete.

Demasiados políticos con tal de echar del poder al partido político que el pueblo votó y al que le dio una mayoría, simple o absoluta son capaces de pactar hasta con el diablo y hacer ese cordón sanitario tan de moda, para arrinconar a su adversario. Digamos entre ellos “enemigo” a abatir. Y a las pruebas me remito con lo ocurrido en Garachico ahora hace cuatro años o con lo que actualmente está ocurriendo a nivel nacional con el partido que gobierna legalmente. Todos contra ese partido como si fuese ilegal. Y les da igual que el país se vaya al carajo.  

Al parecer a estos partidos les daba lo mismo Garachico y sus vecinos con tal de echar a quien fue elegido. Esa era su meta. Y lo consiguieron, rompieron el juguete, consiguieron que el alcalde se fuese y luego, todos desaparecieron. Triste final. En el pecado tienen su penitencia.

En apenas cuatro años no quedó nadie salvo el partido ganador elegido por el pueblo, sin mayoría absoluta pero con mayoría. Y menos mal que el alcalde que logró “sobrevivir” tuvo la suficiente inteligencia para seguir adelante, porque, y ahí están las pruebas, ha sido una persona trabajadora y comprometida con su pueblo.

Ahora, cuatro años después, hemos participado en unas nuevas elecciones, y el pueblo supo castigar con su voto –aunque ya no estuviesen- a aquellos que organizaron aquella patraña  para echar a aquel alcalde elegido sin mayoría absoluta por el pueblo, pero elegido y como no, supo premiar con su voto y con tres concejales más a aquel que supo aguantar y luchar por el bien de Garachico y sus ciudadanos.

Y repito: Me gustan las democracias, pero no me gusta que sean utilizadas para crear cordones sanitarios con contra de partido político alguno, porque si hay partidos políticos que tienen representantes, gobiernen o no, es porque los ha elegido el pueblo. Por lo tanto: respeto.

Recordemos: En democracia, los dictadores los pone el pueblo.