sábado, 3 de septiembre de 2011

MALA HORA PARA UNA COMPETICION

El jueves pasado día 1 de septiembre muchos de los que íbamos a incorporarnos a nuestro trabajos, y otros que ya salían de ellos para irse a sus casas a descansar, nos encontramos con que las carreteras y la autopista del Norte de Tenerife estaban cerradas al tráfico, o al menos no podíamos incorporarnos a ellas debido al gran atasco que se había producido.


¿Qué había ocurrido? Pues nada más y nada menos que había una carrera de ciclistas. Habían partido desde el Sauzal en sentido Isla Baja y luego el regreso.


Todos los automovilistas que circulábamos sentido Icod de los Vinos Santa Cruz o viceversa, tuvimos que esperar y más tarde al revés. Cientos de coches con sus ciudadanos en su interior “indignados” esperando a que unos ochenta ciclistas acompañados de un gran despliegue policial, ambulancias y uno o dos helicópteros acabaran su competición.


Y no es que nadie esté en contra de este acontecimiento, pero si que no es el mejor momento, estas no son horas para cerrar las carreteras porque hay mucha gente que está trabajando y España necesita muchísimo del trabajo de los ciudadanos que aún tenemos la suerte de poder hacerlo.


No podemos en estos momentos darnos el lujo de paralizar la actividad comercial porque a alguien se la ha ocurrido la idea de organizar una competición de la índole que sea. Nadie tiene el derecho de jugar con el trabajo de los demás y nadie tiene el derecho de tener a un gran número de ciudadanos metidos dentro de sus coches soportando un calor asfixiante.


¿No sería posible que estas cosas se celebraran en un fin de semana o en un día festivo y así, el que quiera, pueda disfrutarlo sin apenas molestar a los ciudadanos?
¿Alguien se ha preguntado cuanto fue el importe de las perdidas que se ocasionó al comercio ese día? ¿Alguien se ha preguntado cuantos cabreos se produjeron en los ciudadanos debido a esta competición?


Y repito, estoy seguro que nadie está en contra de estas cosas, sino que se deben de realizar en otro momento y si no se puede hacer, al menos comunicarlo al pueblo con la suficiente antelación para que cada cual sepa a que atenerse.