sábado, 4 de abril de 2015

NO PODEMOS NI DEBEMOS DAR UN PASO ATRÁS

A estas alturas de nuestras vidas, es triste reconocer el alto grado de fracaso que tiene la sociedad actual.

No hemos aprendido nada de los errores cometidos en el pasado y lo que es peor, que estamos siendo abocados a repetirlos si no lo estamos haciendo ya.

Los mayores no hemos sido capaces de enseñar a nuestros jóvenes la historia más reciente de España y tampoco la de siglos pasados. Observamos en los jóvenes de hoy un desapego total a lo que en realidad se necesita y se tiene que tener para que un país como España pueda prosperar. Por eso se ve lo que está ocurriendo hoy con tanta tecnología. Cualquier cantamañanas dice  algo y salen muchos en tromba a aplaudir y a seguir las instrucciones de ese encantador de serpientes.

No podemos y no debemos dar un paso atrás en nuestros logros conseguidos. No podemos ni debemos olvidar –para no volver a repetir- lo que sucedió en nuestro país hace muy pocos años y lo que está ocurriendo en la actualidad en otros países siendo jaleado por parte de la propia población.

Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde y el pueblo español es muy flojo de memoria.

Muchos políticos con sus cantos al sol han permitido que nuestra sociedad joven se haya convertido en una sociedad sin rumbo, los jóvenes quieren trabajar y no tienen donde hacerlo y al no tener un entretenimiento inventan cualquier cosa, este bien o mal, con tal de estar haciendo algo.

Los mayores hemos sido cómplices de las cosas que han ocurrido en nuestro país por permitir ciertas cosas y “casarnos” con determinados partidos políticos sabiendo que lo que iban o estaban haciendo no era bueno.

Hemos sido culpables de que nuestros hijos no hayan sabido valorar lo que se ha conseguido en España en estos años de democracia. Sobre todo, el sufrimiento de unos pocos para que unos muchos podamos estar como estamos en estos momentos y que a algunos, sin que les haya costado esfuerzo alguno vengan a hacer lo que les venga en gana ahora. ¿Dónde estaban en aquellos tiempos?

Por eso, antes de tomar ciertas decisiones, pensemos, no de forma individual, sino colectiva. Pensemos que queremos dejarle a nuestros hijos y a nuestros nietos. Qué clase de políticos, que clase de sociedad, que forma de vivir, de pensar, de hacer las cosas, pero lo mejor, que clase de familia queremos para sustento de nuestra sociedad.