domingo, 19 de julio de 2009

AGOBIOS Y CARRETERA, MALOS CONSEJEROS.


El agobio, las prisas, las carreras, el stress, es el pan nuestro de cada día. Los momentos por los que actualmente pasa la sociedad no son nada aconsejables para la salud y menos cuando se circula por la carretera con un vehiculo en las manos.

Hace ya algún tiempo, una mañana en la que me desplazaba a mi trabajo diario con mi coche pude observar antes de entrar en una curva estrecha y algo peligrosa que, en sentido contrario venían otros coches y un camión de unas dimensiones que me aconsejaron parar y darles a ellos prioridad. Primero porque ellos subían y tenían preferencia y segundo porque yo sabia que si me metía en la curva corría un grave peligro de accidente.

Puse el intermitente izquierdo y paré. Al momento un largo pitazo me hizo saltar en el asiento de mi coche mientras podía observar que una mujer al volante me adelantaba mientras gesticulaba con sus manos en mi contra largando palabras que yo no podía escuchar porque su coche llevaba los cristales cerrados.

Entre que ella se cabreaba tocaba el claxon y vocifera en mi contra no pudo ver los vehículos que a ella se acercaban, cuando se percató del peligro tuvo que frenar bruscamente y como pudo dio marcha atrás cayendo su rueda trasera en una zanja de la cuneta de la carretera mientras yo intentaba avisarle para que parara. Luego, como pudo continuó la marcha como si nada hubiese pasado.

Hace unos días me ocurrió algo similar, pero este es más asqueroso que el anterior:
Nuevamente iba en dirección a mi trabajo, esta vez después de mediodía. En otra curva, esta más peligrosa que la anterior, pues son dos curvas que atraviesan un puente que salva a un barranco.

De frente un gran camión, puse el intermitente izquierdo, detrás de mi llegó un joven con una furgoneta de reparto, esperó, el camión llegó a nuestra altura y siguió sin dificultad alguna. Inicié la marcha y pude comprobar nuevamente que a gran velocidad venia otro camón aún mayor que el anterior, ¿como seguir? Era imposible, pues en la curva no cabrían los dos vehículos, tuve que parar sobre la marcha. El pitazo del coche que estaba detrás fue enorme, el conductor comenzó a insultarme, lo miré por el espejo retrovisor e intenté calmarlo diciéndole lo que ocurría, eso ocurrió en cuestión de segundos. El camión llegó nuevamente a mi altura y continuó la marcha, ya yo seguí mi camino y donde pude, dejé pasar al vehiculo que estaba detrás de mi, me adelantó con gran peligrosidad y acto seguido me lanzó por su ventanilla un escupitajo.

¿En que mundo estamos viviendo? Creo que yo he obrado correctamente en ambos casos, al menos es lo que me enseñaron en aquellos tiempos en la autoescuela y lo que pude aprender con el Código de Circulación.

El stress, el agobio y las prisas son excusas, no hay motivo alguno para hacer estas cosas en la carretera y menos con un coche en las manos. En la carretera todos hacemos barbaridades, lo reconozco, pero no a conciencia como en estos dos casos que a mi me tocaron.