miércoles, 15 de junio de 2011

YO TAMBIEN SOY UN INDIGNADO

No hace falta ser un lince para ver que nuestro país está que no hay por donde cogerlo. Solo hace falta ver, escuchar o leer los diferentes medios de comunicación serios para saber que España no está funcionando bien, que algo malo está ocurriendo y lo que es peor que no haya nadie con ganas de darle una solución, y que si hay alguien que quiere hacerlo, la mayoría le da la espalda.


Ahora, y después de las elecciones todo se nos está yendo en pactos y contratos verbales o por escrito. Si me das a mi te pongo allí. Si te pongo allí tú me das a mí. Cada cual a lo suyo. ¿Y el ciudadano? ¿El político piensa en el ciudadano? Si, el que fue a votar. ¿Alguien se pregunta que opinará el que votó por un partido determinado y que ganó las elecciones y ahora son otros los que gobiernan merced a los pactos y apaños?


Por otro lado está la calle que "arde" con los llamados Indignados. Estos les están aguando las fiestas a algunos políticos, a los que ellos creen, pero han sido los políticos los que se lo han ganado y a pulso. Eso no lo aplaudo. Nadie tiene derecho alguno a vapulear, insultar o a asaltar la casa particular de político alguno a acorralar a los representantes del pueblo elegidos democráticamente. Ellos, los políticos son los verdaderos representantes del pueblo. Ellos, los políticos mal que les pese a algunos son los que el pueblo eligió para que les represente en los parlamentos. Los Indignados no representan a nadie y tienen la obligación de respetar la decisión del pueblo aunque crean que el pueblo está equivocado y sean los Indignados los que tengan la razón. Cosa que habría que estudiar, aunque no hace falta romperse mucho el "coco".


Ya basta de insultos, pintadas, zarandeos, gritos y pitidos en contra de los representantes del pueblo. El pueblo ha hablado y hay que respetar.


Pero también los políticos deben ganarse el respeto del pueblo que buena falta les hace. Tan solo debemos ver las encuestas y lo que dice la gente sobre los políticos. De tristeza.


Por todas estas cosas y más que ahora mismo prefiero callarme, yo también soy un indignado pero me aguanto hasta las próximas elecciones. Estoy seguro que el pueblo pondrá muchas cosas en su sitio, aunque luego ellos, los políticos, hagan con nuestros votos lo que les venga en gana nuevamente.