domingo, 17 de junio de 2012

...NOS HICIERON CREER QUE ERAMOS RICOS.


La democracia es, respetar a todos y a todo. 

 Hace ya algún tiempo escribía en este blog algo relacionado con nuestra Democracia y hoy quisiera nuevamente escribir algo más porque a decir verdad, esto me sigue preocupando.

Yo decía tiempo atrás que esta democracia en la que actualmente vivimos, no me gusta. No es el tipo de democracia que yo quiero para mi país. Mi idea de una buena democracia va más allá y no se limita a esto que estamos viviendo.

Para mi una buena democracia consiste en el respeto al ciudadano, el respeto a las urnas, el respeto a las ideas de los demás, el respeto a la autoridad sea del índole que sea.

Cuando veo el la tele a estos nenes con cuerpo ya de gandules y pasados de años para estar en un colegio bajándole los pantalones a un maestro y grabando el espectáculo para pasarlo por Internet me indigna.

Ver a señoritos subvencionados llamando a las masas para agitar las calles, quemar cajeros o contenedores de basura, romper escaparates y arremeter contra la policía que son los encargados de mantener el orden me indigna.

 Ver a ciertos periodistas y televisiones que deben de estar al servicio del país y no al servicio de partido político alguno, y que se posicionan a favor de aquello que nos está llevando al abismo me indigna.

Y ¿Por qué digo todo esto? Pues porque no me gusta esta democracia. Porque estoy cansado de trabajar para pagar impuestos, para pagar y pagar por todo lo que se menea,  porque aquí nada es gratis, porque la gasolina cada dia está más cara y nadie dice nada. Porque a mi, como ciudadano, como trabajador y como paganini nadie me defiende.
Porque estoy cansado de ver como todo aquel que se mete en política es para cobrar. Ya no hay concejales sin salario. Y ya queda poca gente altruista que quiera echar una mano por el bien común.

¿Y para eso hemos deseado una democracia? Y tantas cosas… ¿Hemos deseado una democracia para ver como unos cuantos meten la mano y se llenan los bolsillos?
No paramos de oír voces –no del más allá- no, mas bien del más acá. Y esas voces nos recuerdan continuamente lo ricos que éramos y lo pobres que somos. Y cuando entramos en contacto con esa voces nos damos cuenta de que todo ha sido un encantamiento, que nada era verdad sino todo lo contrario.

Nos hicieron creer que éramos ricos y nos lo creímos porque nos interesaba. Vivimos una larga temporada con vanidad,  pensando que eso no se iba a acabar. Los jóvenes dejaron de estudiar para irse a trabajar a la construcción porque se ganaba bien. Los que querían formar una familia iban a los bancos a informarse de cómo poder pagar una vivienda. Allí no había problema, todo era fácil. Te lo ponían fácil, y que más quiere la gente joven, pues, lógico, su coche, su casa con todas sus comodidades, su pareja, tener algún hijo, etc. etc.
Si el chico o la chica estaban pagando su coche u otra cosa,  desde el banco se les decía: no te preocupes, puedes incluir tus deudas con las de tu hipoteca y en vez de coger veinte años para pagar, coges treinta o lo que haga falta. Era así, más o menos.

Ahora todo se ha ido al carajo. Esos chicos que dejaron de estudiar para irse a trabajar a la construcción porque se les pagaban bien,  ni tienen estudios ni tienen trabajo,  los bancos se han quedado con sus viviendas y con sus coches  porque ese encantamiento ha desaparecido y hemos vuelto a la realidad. Pero una realidad peor que la que realmente tenemos pensada.

Los que han tenido la suerte de no perder nada, están –posiblemente- más preocupados que los que ahora mismo han perdido todo porque tienen ante si un futuro tenebroso e inseguro.
Los políticos no saben que hacer y los que quieren hacer algo aunque ese algo sea lo correcto, se encuentran  con toda clase de obstáculos por parte de sindicatos y  partidos de la oposición, y nosotros en medio, mirando a un lado y al otro sin saber que hacer, que pensar ni a quien creer porque son tantos los que hablan –porque aquí todo el mundo sabe de todo- que ya el ciudadano no sabe que pensar

Mientras, solo oímos voces que nos recuerdan el dinero que tuvimos y lo despilfarramos sin pensar en el futuro, porque como éramos ricos podíamos hacerlo. Que ilusos hemos sido y seguimos siendo. ¿Aprenderemos algún día a escuchar esas voces que nos recuerdan lo que somos en realidad?

Por esto y más cosas no me gusta esta democracia actual. Los políticos- todos unidos por un bien común, no solo el de ellos- deberían plantearse una nueva formula para llevar una buena democracia, digna, seria y honrada, no democracias bastardas que solo sirven para beneficiar a unos en perjuicio de otros que siempre suelen ser los más débiles.