sábado, 5 de octubre de 2013

EL PESIMISMO DEL CIUDADANO

Es normal que tal y como está la situación política y económica en España seamos unos pesimistas de cuidado.

Es normal que teniendo a los políticos que tenemos en nuestro país, seamos aún más pesimistas porque parece que temen hablar al pueblo abiertamente.  El pueblo necesita hoy más que nunca saber como nos encontramos. Pero sin tapujos que ya somos mayorcitos.

Es normal que viendo a una clase política que desempeña su papel en la oposición y a lo que todo dice NO, y que todo lo que hace el Gobierno le parezca mal, el ciudadano español sienta cada día más repulsa por ellos porque ya no sabe si en realidad la oposición se opone a ciertas cosas por el bien de España y de los españoles o por el bien de los políticos de turno y de su partido.

Es normal que el ciudadano que trabaja y lucha a diario para sacar al país y a su familia adelante viendo lo “incendiadas” que están las calles y universidades a diario, recele de todo aquello que dicen que se está haciendo por nuestro bien, porque ya nadie cree en nada ni en nadie aunque sea verdad.

Vemos que desde el Gobierno de España se están tomando toda clase de medidas, supuestamente por el bien de los ciudadanos y de España, pero claro, como la oposición, los sindicatos, muchos periodistas y agentes sociales dicen que todo eso está mal, ya, los de a pie no sabemos quien dice la verdad y quien nos engaña.

Los Españoles nos hemos vuelto incrédulos, pasamos de los políticos como perro por viña vendimiada, todo nos da igual, hasta el extremo de que hemos perdido toda ilusión. Si mañana los políticos desparecieran de la vida social creo que la inmensa mayoría nos alegraríamos.

España se ha convertido por culpa de los políticos –y no quiero generalizar- en un país de fabula. Unos con la matraca diaria del no a todo y que todo está mal, pero cuando ellos gobernaban hicieron lo mismo y nada pasaba. Otros con la matraca del separatismo aprovechando la ocasión en que a España le están temblando las patas en las que se asienta para dar el golpe definitivo.

Pero, ¿algún político se ha parado ha pensar que creen los ciudadanos de todo esto?

Pues no. El político, ya lo he dicho otras veces, es un ser superior. El está por encima del bien y del mal y le importa una mierda su ciudad, su región y su país, al igual que le importa otra mierda lo que pienses los ciudadanos.

El político revolverá su parcela durante el tiempo que el “personal” quiera y lo quiera el, que siempre será el mayor tiempo posible –hasta que el cuerpo aguante-  y luego se irá, y ahí les queda el paquete para que el que venga atrás lo solucione.

Pero no solo el político es el responsable, sino el ciudadano que le ha dado su voto una y otra vez. Pero claro, es que hay mucho estomago agradecido y muchas cabezas huecas que saltan y bailan al son de la flauta.

Es normal que el ciudadano viendo todo esto se haya convertido en un pesimista redomado. Que Dios nos asista.