sábado, 13 de septiembre de 2014

NI EL PASADO FUE TAN MALO, NI EL PRESENTE ES TAN BUENO.

Algunos nos quieren hacer creer que el pasado fue malo y el presente bueno porque a ellos les conviene.

A veces nos ponemos a recordar cosas del pasado, de cuando éramos pequeños, y se siente cierta nostalgia de algunas cosas que te llenaban de felicidad, era todo tan sencillo que el vivir se te hacia agradable. Ahora todo son prisas y agobios, siempre pendientes del reloj, del paso del tiempo y de la exigencia de una sociedad exigente y agresiva.

Como no teníamos nada, salvo la vida y la salud, quien podía tenerla, cuando lograbas tener algo nuevo, aquello se formaba en fiesta y lo celebrabas por todo lo alto. Hoy esas cosas no ocurren porque nada echas en falta y todo lo tenemos a nuestro alrededor exigiéndonos que lo adquiramos.

En aquellos tiempos de penuria, digamos años cincuenta y sesenta del siglo pasado, por no tener no teníamos ni electricidad ni agua pública, solo unos pocos agraciados se podían dar el lujo de poder tener esas cosas y de agua pública nada, eso no existía, solo algunos podían tener acciones de agua de la galería de La Madelfa o de la Cerca, los demás a la fuente de la Madre del Agua en lo alto de Las Aguas y sin embargo éramos felices.

Las calles de mi barrio eran de piedra y tierra cosa que tenía su aliciente, pues los niños podíamos jugar en ellas al boliche, al trompo y cualquier cosa que se nos ocurriese, hasta tirarnos alguna piedra porque las teníamos a mano. Actualmente si un perro te ataca no encontraras una piedra a mano para poder defenderte.

La información no existía, salvo aquel que era más ilustrado porque había regresado las Indias, tenía “más luces” y podía comprar la prensa. Recuerdo una de las más sombrías, El Caso, solo informaban sobre matanzas y crímenes, con fotos ensangrentadas. Era algo asqueroso.

Pero sigamos con lo de la información. En la casa de mis padres no había electricidad, solo velas para alumbrarnos y hubo la posibilidad de comprar una radio porque alguien de Icod paso por allí y a mis padres les brindó la oportunidad de comprar una y que podían pagarla en varios plazos. Y así fue, mis padres la compraron. Era una radio de la marca Philips, muy bonita, de pilas que había que ahorrar porque se descargaban y no era como ahora que se pueden recargar. Ya mis padres podían oír El Parte de Radio Nacional de España o Radio Intercontinental de Madrid entre otras, y como no, la emisora clandestina antifranquista Radio Pirenaica. Creo que mi padre decía que la cogía por onda corta. A saber. Lo que si recuerdo es que mis padres estaban informados de todo lo que ocurría y que el Gobierno les dejaba escuchar, salvo lo de la Pirenaica que allí se decía de todo. Pero sobre todo, mi padre estaba informado de su querido equipo de fútbol. El Real Madrid, que ganaba todo.

Mi madre le hizo un “tapete” a la radio para cubrirla y así protegerla de la suciedad y también porque quedaba más bonita y la colocaron en una repisa que les hizo don Antonio el carpintero.

También había un vecino amigo de la familia que tampoco tenía electricidad y que se ocurrió la genial idea de comprar también una radio, pero no de pilas sino para electricidad. ¿Cómo encender aquello? Imposible.

Pasaron algunos años y la economía fue mejorando no solo para mis padres sino en general, siempre más a unos que a otros, como siempre, y se pudo contratar la electricidad. Aquello costó la ayuda de Dios para poder ver una bombilla encendida en mi casa. Recuerdo a un señor del barrio de Las Canales llamado Román acompañado de un compañero de trabajo del que no puedo recordar su nombre pero que lo tengo en la punta de la lengua grapando los cables en sus aislantes de porcelana y colocando los portalámparas y sus bombillas de 110 voltios.

Ahora si había en mi casa un problema con la radio, se gastaban pilas sin necesidad porque al tener electricidad… Solución hablar con Benito, amigo de la familia y propietario de la radio eléctrica. El aún no tenía electricidad en su casa. Buenamente hicieron un intercambio. De esta manera mis padres podían escuchar la radio con electricidad y Benito la suya con pilas y todos tan contentos. Pero a mí, el formato de aquella radio nunca me gusto, era una Pye, inglesa, mi padre decía que se pronunciaba Pai no Pye, era de un color rojizo, redondeada y cogías las emisoras con unas ruedecillas. La Philips era con dos rueditas y lo demás eran teclas y era de un color beige suave, una monada, la otra era fea a morir hasta las voces de los locutores se oía de forma diferente, pero no quedaba otra. Paciencia.

Luego, y poco a poco vendrían otras cosas como por ejemplo la tele o las cocinas de gas butano, pero eso es otra historia.


Por eso, creo que es bueno, en alguna ocasión parar y echar una mirada hacia el pasado que aunque no fue muy grato sí que habían cosas de mucha importancia que hoy se deberían de poner en práctica porque ni el pasado fue tan malo como algunos nos quieren hacer ver porque a ellos les conviene, ni el presente tan bueno porque también a esos mismos como es lógico les conviene hacernos ver.