viernes, 25 de agosto de 2017

LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Artículo 14 de la Constitución:

Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión, o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

Artículo 20 de la Constitución:

1. Se reconocen y protegen los derechos:
a)    
A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción

Se supone que en los países demócratas, la libertad de expresión es uno de los artículos que recoge cualquier constitución y que se cuida con el mayor de los mismos y respeto. De ahí la expresión de los americanos ¡Este es un país libre!

Por lo que se ve desde hace ya muchos años, en España no podemos presumir de esta libertad aunque nos proteja nuestra Constitución, pues corremos el riesgo de meternos en un problema.

Hoy en España, se está consiguiendo que “cuatro” dominen a cuarenta y cinco millones de españoles. Poco a poco nos han ido acorralando y los que nos sentimos así hemos ido retrocediendo para evitar problemas y discusiones. Tanto ha sido así, que nos han convertido en seres infantiles y en muchos casos nos hemos visto acobardados ante algunas situaciones.

Pero ¿Qué ocurre? Pues que esa minoría que se impone, en la mayoría de los casos con pobres argumentos se ha ido envalentonando y largan por la boca o escriben lo que les da la gana. Ya no hay manera de tener una conversación amistosa con ellos porque se creen en poder de la verdad absoluta y si se te ocurre llevarles la contraria se hacen los ofendidos  y te ves metido en un problema del que es muy difícil salir, porque incluso, los que pasan por la calle sin saber de qué va el tema, se ponen en tu contra aunque tengas toda la razón del mundo. Entonces, el ciudadano que tiene vergüenza opta por la retirada. ¿Cuál es la retirada? Aguantar, tragar y callar.

Tiempos han pasado en que por culpa de la intolerancia y de la imposición, se llegó a un conflicto del que es mejor no hablar pero que es conveniente no olvidar para no caer de nuevo en lo mismo error.

Tiempos han pasado en que por culpa de la imposición no se podía “hablar” pues no había libertad de expresión. Es que olvidamos con tanta facilidad…