domingo, 15 de marzo de 2009

NO TE PREOCUPES MAMA, TU NO ERES CULPABLE


Hola mama: Se que tu no me conoces, pero me echas de menos. Se que no sabes mi nombre, pues no tuviste la oportunidad de ponérmelo. Se que no sabes que no fue culpa tuya pues a esa edad no sabias lo que hacías. Con dieciséis años… Sin embargo te sientes culpable y lloras a escondidas para que tu marido –que no es mi padre- no vea que lo haces.

Han pasado ya quince años y no pasa un solo día sin que dejes de pensar en mi. No te culpo por lo que hiciste, sin embargo tu te sientes culpable. Pero ¿cómo podías negarte cuanto te pusieron todo tan fácil?

Mamá, Sin embargo me alegro enormemente haberte evitado que te levantaras de madrugada para darme de comer, esa perdida de sueño te las ahorrado. Me alegra enormemente haberte evitado los malos tragos de tener que atenderme si una noche me subía la fiebre porque tenía catarro y tenias que salir corriendo a llevarme al médico.

Con lo que hiciste has evitado tener que estar pendiente de mi cuando iba al cole o cuando salía de el. Has evitado que tus ojos se llenaran de lágrimas cuando por un descuido tuyo yo podía caer en algún lugar y hacerme daño.

Cuantas cosas mama y cuantos problemas tiene una madre cuando tiene un hijo. Tú has logrado con esa decisión y la de los que te aconsejaron evitar todos esos males.

Tus padres, -mis abuelos- no sabían nada, pobrecillos, eran ya algo mayores y a pesar de los consejos que te daban, tu creías que todo lo sabias hasta que aquel día ocurrió.

Pasaron unos meses y tu amiga te animó a que hicieras aquello, tu amiga te llevó ante aquel médico que sin escrúpulos te puso todo muy fácil “no te preocupes” te dijo, pero tu estabas preocupada; “no te va a pasar nada” te repitió. Sin embargo tu decidiste pensarlo “dos días más” le dijiste. Tu amiga insistió “debes hacerlo ya, antes de que se note”. Y lo hiciste. Con dieciséis años pudiste tomar esa decisión sin autorización paterna. Para ir de excursión si necesitabas permiso y por escrito, para esto no.

Con esa decisión has conseguido que yo no pudiese conocer amigos, tener una novia, una ilusión, un hogar, un trabajo. Tener unos hijos, tus nietos mamá. No has podido conocer a tus nietos. Pero mamá no te culpo. Tu no eres culpable ¿Qué podías hacer? Nadie te supo informar bien. Podían haberte dicho: “No te preocupes, te vamos a ayudar a tener ese niño que llevas en tu vientre, trae a tus padres que nos encargaremos de decirle las cosas como son para que te comprendan, te vamos a ayudar en todos los aspectos y luego, cuando lo conozcas, si no quieres a ese niño lo puedes dar en adopción”. No hagas nada de lo que te vayas a arrepentir toda tu vida.

Te pusieron todo tan fácil… pero no te culpes mamá tu no eres culpable, así lo siento yo, los culpables son otros que serán juzgados por El Todopoderoso en el Juicio Final.

Mamá: mi peor momento fue aquel día. Una extraña fuerza me succionaba y me hacia salir al exterior. Era un médico con una aspiradora muy potente. Yo luche con todas mis fuerzas para que no ocurriera, yo no quería salir allí me sentía bien, podía oír tu voz, si salía de ese lugar no sabia lo que iba a ocurrir, pero yo si sabia que aún no era el momento. Mis frágiles huesos comenzaron a crujir, un fuerte dolor me atenazo cuando uno de mis brazos salió despedido de mi cuerpo, luego una pierna, y así todo mamá. Pero yo seguía luchando, tenia que respirar, cuando lograron sacar mi cuerpo de tu vientre aún yo vivía, luego colocaron encima de mi cabeza la placenta para que me asfixiase, mis pulmones se ahogaron y mi corazón se paró, después me tiraron dentro de un cubo. Ahora mamá no se donde estoy, se que estoy bien y te veo. Te veo en todo momento y tú intentas imaginar mi cara, intentas saber como soy, como es mi sonrisa, como es el color de mi pelo, el color de mis ojos.

Aquí mamá somos muchos, no estoy solo, me acompañan otros que les pasó lo mismo que a mi, pero estamos tranquilos, estamos a la espera de algo, no se que será pero lo presentimos, presentimos que alguien está con nosotros. Ahora veo mamá que has decidido tener una hermanita mía y se que la llamarás Esperanza. Que bien, me alegro enormemente, eso aliviará tu dolor, pero se que nunca me olvidaras aunque ni siquiera te atreviste a ver mi carita antes de que me tiraran en aquel cubo

Adiós mamá, se que me quieres y se que yo también te quiero, y eso es ahora lo que cuenta.

Un beso para ti y para Esperanza cuando nazca, ¿se lo darás verdad?

No pondré mi nombre, pues no lo se.