Como todo ser medianamente inteligente de nuestro país sabe, de un tiempo a esta parte han salido una serie de “ejemplares” demócratas de toda la vida por supuesto, persiguiendo y vapuleando a todo lo que sea y este relacionado con la Iglesia Católica.
Hace unos días y aprovechando el carnaval, un grupo de carnavaleros de Tenerife hacía una parodia sobre la Santa Cena. Muy profundo.
Se necesita tener poca imaginación y mal gusto para hacer una cosa de estas con la cantidad de cosas que tenemos a nuestro alrededor y que podemos reírnos de ellas sin necesidad de ofender a nadie. Y lo peor, que la gente que va a ver semejante caldo y que en su inmensa mayoría son católicos los aplauda y vitorean como si eso fuese la mejor representación teatral del mejor teatro de mundo mundial. Que pena.
Por otro lado y ya en días mas cercanos en Madrid, en la Universidad Complutense un grupo de valientes y “valientas” entra en su capilla y arman un alboroto digno de grandes héroes que presumen de zarandear a un pobre sacerdote que les ruega que desistan sobre lo que van a hacer.
Luego y en un alarde de elegancia van y se desnudan de medio para arriba alrededor del Altar. Pero que valientes estas chicas que osan ofender a Dios y a sus creyentes con semejante osadía, vaya una cosa más cutre. Semejante espectáculo no es siquiera digno de ver en una playa en donde se ven a hermosas ciudadanas luciendo su buen tipo con todo puesto en su sitio. Las que lucen sus colgajos, aprovechan la ocasión para hacerlo en lugares dedicados al culto religioso, donde saben que nadie se va a defender. Ahí es donde lucen esos colgajos, su mala educación y su mal gusto.
¿Y por que ese desnudo de medio arriba y no de medio abajo? Me dijo un amigo cuando se lo conté. Pues no lo se, le dije.
Todos estos valientes y “valientas” ¿Por qué no hacen esto en una mezquita que está muy cercana a esta universidad? Vamos, quedan invitados e invitadas. Seria una experiencia religiosa para contársela a sus futuros nietos.
Que yo tenga que levantarme todos los días a las seis de la mañana para que con mis impuestos se estén fraguando los estudios de todos estos personajes no me produce otra cosa más que repugnancia.
Un comentario de un jefe: En las universidades no tendrían que haber capillas.
Seamos serios y cultos. Fue la Iglesia Católica la que fundó las primeras universidades. ¿Cómo no van a haber capillas? ¿Acaso en España todos los estudiantes son anticatólicos? Y luego piden que se les respete. ¿Acaso ellos respetan las ideas de los demás? Muy demócratas.
¿Hasta cuando, los que somos medianamente inteligentes y que tenemos otra forma de pensar tendremos que seguir aguantando estas tropelías?
