sábado, 8 de julio de 2017

MAS FLEXIBILIDAD EN LAS ADMINISTRACIONES DEL ESTADO

Hoy quiero comentar algo que dije hace algún tiempo, pero que aún sigue de moda.


Voy a hacer referencia a una de las ramas de mi profesión que aunque no es la mía guarda una relación muy estrecha. Este ejemplo bien puede servir para cualquier otra cosa porque es lo mismo.

Supongamos que un chico joven de aquí, de nuestros alrededores quiere ejercer su profesión de mecánica y decide instalar un taller  (ejemplo), bien. No tiene el dinero suficiente para pagar los primeros trámites, dígase alquiler del local,  proyecto de obra, licencia municipal, proyecto de electricidad o como se diga, agua, Seguridad Social, seguro de responsabilidad civil, aseos, rampa para minusválidos, extintores, botiquines y un largo etc. Supongamos que un banco le presta el dinero cosa difícil hoy en día y su ilusión sale adelante. Sin empezar a trabajar ya debe un montón de dinero.
De estos pequeños comercios vivían las familias

Luego, y sin que el local esté aún abierto, llegaran las inspecciones, medirán el local para ver los metros cuadrados y tendrá que pagar de impuestos el mismo porcentaje que un taller instalado en Madrid en la M30, y le exigirán desde el principio que tenga todo en regla sin darle opción a que poco a poco se vaya poniendo al día. No, eso no es posible, tiene que abrir las puertas con todas las garantías aunque no sean las más básicas. No hay más opción, o si, o si.

Lo que quiero decir con todo este alegato es que las administraciones tienen que tener cierta flexibilidad con los emprendedores y saber que no es lo mismo un supermercado o un taller instalado en una ciudad que en pueblo pequeño o en un barrio, aunque los metros cuadrados del local sean los mismos.

De esa manera nuestros barrios están desapareciendo poco a poco, se están despoblando poco a poco. No tienen los vecinos de los barrios o de los pequeños pueblos las mismas oportunidades que los de las ciudades. Ya hemos acabado con la agricultura. Mucha gente que se dedicaba a esa labor ha tenido que dejarla para dedicarse a otras cosas. ¿Ahora, y desde hace ya bastante tiempo que se pretende, acabar con lo poco que queda en los pueblos pequeños para que solo venga la gente de fuera a habitarlos? ¿Para vender nuestras casas y nuestros pequeños terrenos a los extranjeros?

Recordamos que hace unos pocos años, nuestros pueblos estaban “llenos” de pequeños establecimientos (ventas) que desaparecieron. 

Llegaron las grandes superficies. Para ellas todas las ventajas, todas las ayudas. Nuestras ventas cerraron sin que nadie moviese un solo pelo, nadie preguntó el motivo.

Hoy todos son leyes, artículos y exigencias por parte de la Administración. Todos son obstáculos y palos en las ruedas de la bicicleta para aquel que quiere salir adelante. Parece que han hecho las leyes a propósito para que solo “cuatro” puedan cumplirlas.

Protejamos a esos emprendedores que habitan en nuestros barrios, en nuestros pequeños pueblos. Protejamos a ese mecánico, a esa peluquería, a ese pequeño supermercado que porque se pasa de ciertos metros tiene que entrar por el aro de cómo si estuviese ubicado en medio de Madrid, Barcelona, Santa Cruz o Las Palmas. Aplaudamos y demos un abrazo a esa gente que aún, y sabiendo que todo lo tiene en contra, tienen la valentía de al menos intentarlo.

Un ole para ellos.